Suelos
A la hora de reformar una vivienda siempre hay que enfrentarse al dilema de qué tipo de suelos son los más recomendables. Y aunque es cierto que el componente estético es muy decisivo, la resistencia del material es muy importante a la hora de elegir. Queremos ayudarte a saber qué suelo escoger para tu reforma sin que se convierta en una pesadilla.
No existe el suelo perfecto, pero si el suelo idóneo para cada una de las estancias dependiendo de las necesidades y condiciones ambientales. La idea es analizar los diferentes materiales y acabados disponibles en el mercado para elegir resistencia y durabilidad. Es la zona que más tránsito va a recibir por lo que invertir tiempo en la decisión no está de más.
La mayoría de las veces, se utilizan suelos más cálidos en zonas como salón y habitaciones mientras que en el la cocina y baños se busca un suelo antideslizante y fácil de desinfectar.
¡Sigue leyendo y te ayudaremos a escoger el suelo perfecto para tu reforma analizando la diferencia entre los distintos materiales!
1. Parqué
Ubicación aconsejada: Salón, habitaciones, zonas comunes.
El parqué es un tipo de suelo de madera con una capa superior de un grosor mínimo de 2,5 milímetros. Puede ser macizo, compuesto de una sola pieza de madera, o multicapa. La diferencia, además de en el precio, está en que el suelo de madera maciza se podrá acuchillar y lijar más veces que un suelo de parqué multicapa, en el que dependerá del grosor de la capa superior.
Al ser un material natural, requiere de un mantenimiento constante. Eso si, su durabilidad es mucha ya que puede repararse sin perder la belleza.
2. Suelo laminado
Ubicación aconsejada: Salón, habitaciones, zonas comunes.
Está formado por distintas capas o láminas de materiales sintéticos, con una capa principal superior transparente y resistente al desgaste. Se termina con un relieve que imita la madera para que su textura sea idéntica.
Este tipo de suelo no admite ser lijado y barnizado como el parqué, pero su dureza es mejor que la de la madera y resiste mejor a la humedad. Por lo general, los suelos laminados son más económicos que el parqué. En cuanto a los aspectos negativos se encuentra su efecto hueco al caminar ya que no absorbe el sonido, además no pueden repararse.
3. Tarima flotante
Ubicación aconsejada: Salón, habitaciones, zonas comunes.
La tarima flotante se refiere a los suelos de parqué o material sintético con instalación flotante, es decir, no van pegados al suelo. El suelo se forma mediante láminas independientes que se unen de forma sencilla entre ellas abaratando así los costes. El resultado es una imitación casi perfecta de la madera o piedra natural.
Dependiendo de la utilidad de la zona en la que coloquemos este tipo de suelo podremos colocar tarima flotante de alto tránsito, si es muy concurrida, o de bajo transito si no lo es.
4. Suelo cerámico
Ubicación aconsejada: Baños y cocina.
Está formado por baldosas cerámicas siendo una de las opciones más demandadas por sus innumerables ventajas funcionales. Es idóneo si lo que se busca es un mínimo mantenimiento, una gran resistencia y una amplia variedad de propuestas decorativas. Su propiedad antideslizante hace que sea perfecto para baños, cocinas o zonas exteriores.
El suelo porcelánico se diferencia de los suelos cerámicos por fabricarse en una sola cocción y ser así más duradero.
5. Microcemento
Ubicación aconsejada: Toda la casa y plato de ducha (Iosif Construcciones)
Este tipo de suelo imita al hormigón pulido por lo que aporta una apariencia industrial. Se recomienda en lofts o espacios minimalistas. Con esta alternativa conseguirán un suelo resistente, fácil de limpiar y a prueba de humedades. Es más económico que otros materiales naturales.
6. Suelo vinílico
Ubicación aconsejada: Toda la casa y plato de ducha.
Es la opción más económica en cuanto al material y a la forma de instalación, ya que no requieren de la ayuda de un profesional. Con modelos muy variados y decorativos, que se colocan fácilmente sobre el suelo anterior y consiguen un efecto instantáneo de diseño y de aislamiento al frío y al calor.
La desventaja de este material es que es poco resistente al paso del tiempo y al uso, por lo que en algún momento habrá que cambiarlo de nuevo.